viernes, 27 de febrero de 2009

Abajo los carnavales religiosos de Ambato

Por concepto –si bien que el carnaval es una fiesta ligada al catolicismo–, esta  celebración se la vincula con la permisividad. Ese es el símbolo o característica central del carnaval. Pero en Ecuador sucede, al menos en la principal o más promocionada fiesta, todo lo contrario. En Ambato, se inicia con presencia de altas autoridades locales y nacionales, una bendición arzobispal y cardenalicia de panes, flores y frutas. Otro resultado del oportunismo lucrativo y político de la iglesia católica.

Si uno investiga en las enciclopedias o el propio internet, se sabe que sus orígenes datan, según algunos etnólogos, de las celebraciones dionisíacas griegas y romanas, llamadas comúnmente de bacanales. ¿Qué es una celebración dionisíaca o un bacanal? En la actualidad un bacanal es sinónimo de orgía. Antiguamente griegos y romanos hacían fiestas en honor al dios mitológico Dionisio, deidad del vino, el éxtasis, “inspirador de la locura ritual”. Dionisio fue conocido por los romanos como Baco, el que inducía al frenesí y la liberación de lo normal en las personas. Más datos, Dionisio si bien fue hijo de Zeus, la máxima deidad de la mitología griega, se le describe como femenino o “masculino-femenino”, según el investigador Walter Otto, citado por wikipedia.com.

Vale mencionar incluso que mujeres vírgenes eran las encargadas de organizar las fiestas, para los hombres, quizá por eso, con la bebida, eso terminaba en orgía. La celebración ritual a un dios devino en una festividad orgiástica por la misma naturaleza humana, sea antes del catolicismo o después de él. En el 186 a.C. el Senado romano prohibió esta celebración expidiendo una norma que retornara el ritual sagrado a su esencia. Pero como la celebración estuvo empoderada por la población, es decir era popular, no se la pudo extinguir en su permisividad. 

Luego de la llegada de la moral cristiana en el mundo occidental, especialmente en el imperio romano, la iglesia católica impuso su fiesta en lo que hoy se denomina de “sincretismo cultural-religioso”, en que se reemplazó este ritual con el llamado carnaval ¿Por qué? Pues el carnaval (carnestolendas) para la sociedad antigua, predominantemente rural, era el tiempo para ofrecer mascaradas con rituales paganos y la permisividad sexual que, en tanto, reprime la lógica de la cuaresma: 40 días de abstinencia, según la fábula bíblica cristiana. El cuarenta es un número cabalístico –quizá– para el mundillo judeo-cristiano: 40 días simboliza entre otras cosas, el retiro de Jesús en el desierto previo a su ministerio; el retiro de 40 días de Moisés en el desierto. También simbolizan los 40 días que duró el diluvio, además de los 40 años de la marcha del pueblo Judío por el desierto y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

Como vemos, el carnaval es un ritual popular contestatario a la formalidad represiva católico-cristiana de la cuaresma, formalidad seguramente inventada por la iglesia posterior a la muerte de Jesucristo, para institucionalizar lo que presenciamos estos últimos 2.000 años en el lado occidental del planeta. Todos esos mitos han sido creados por la iglesia como una forma maniquea de control, que obviamente le ha dado poder.

En Ecuador, muy cerca de Ambato, en Píllaro, cantón a 60 kilómetros de Pelileo por carretera, se da desde el inicio de cada año –poco antes del mismo carnaval– una celebración que podría ser un real carnaval en su esencia, y en la que curiosamente pero 'gracias a dios', no participa ninguna jerarquía católica: ergo, el curita párroco o cantonal. La Diablada de Píllaro es quizá el ritual sincrético más simbólico e importante que de cierta forma fue “permitido” por los curas para que los indígenas puedan expresarse antes de la cuaresma y el propio carnaval. Es un ritual previo al ritual católico en que se admitió hacer travesuras o “diabluras” que es la expresión que los originarios encontraron para vincular a la permisividad tan objetada por los santos padres católicos.

La Diablada de Píllaro felizmente ha sido rescatada por el Estado como un valor patrimonial intangible, pues contrariamente a lo que sucede siempre, un patrimonio histórico se ha vinculado a la arquitectura y arte religioso post incaico o al natural, pero lo indígena no; y mucho menos si en su expresión se simboliza y escenifica al propio diablo (inventado por la religión católica) en diferentes formas, mediante el uso de máscaras de varios tamaños, como en tanto, lo hacen en carnavales los venecianos y los mismos brasileños en el carnaval más famoso del mundo.

Por eso, me parece que el invento del carnaval en Ambato es apenas un ritual político que se inventó con fines económicos. Una ciudad destruida por el terremoto del 48 que se yergue desde su moderna catedral, hoy el mayor símbolo arquitectónico, pero con pujanza y desorden urbanístico (por eso ustedes visitantes no verán en Ambato un centro colonial y una característica arquitectónica planificada en casas o edificios emblemáticos, sino un estilo muy kitch de levantar casas y predios públicos, pero ese es otro tema). Desde la catedral católica se inician las fiestas con una misa (¿¡?!) que bendice el pan (ambateño, muy delicioso por cierto), las flores y las frutas (Tungurahua ya no produce flores de exportación, lo hacen Cotopaxi y Pichincha). Pero que justificaría más una vez, el negocio de la iglesia con el poder económico y político, con un loable pretexto: sacar a Ambato de las cenizas. 

Ustedes verán también que esta ciudad no celebra su fecha de fundación española, como en los últimos 60 años lo hacen las ciudades capitales del país, incluso de fiestas independentistas o emancipadoras y de cantonización.

Pero, ¿qué varía en las fiestas del carnaval ambateño? Si uno ve lo que se escenifica en Río de Janeiro –el bacanal por esencia de las carnestolendas– son motivos o temas que burlen o glorifiquen determinado asunto cada año: una escuela de samba representa el tema del SIDA; otra escuela habla de los políticos; otra de la contaminación; otra de una tradición brasileña o de una zona geográfica como la Amazonía, etc. Y como decíamos arriba, las mujeres, en este caso, las garotas semejarían esas representaciones orgiásticas, que con sensualidad y erotismo, bailan y humanizan la representación de cada tema escenificado.

Pero insisto ¿qué varia en el carnaval ambateño cada año?: La reina, una niña bien de la alta sociedad local que no semeja a ninguna virgen de bacanal; y los toreros, que más recientemente el mundo Diner$ del señor Fidel Egas incorporó a Ambato y sus fiestas en alianza con los grandes ganaderos de la Sierra centro, como la única matanza o bacanal permisivo, aceptado socialmente y eclesiásticamente. En menor intensidad varían cada cuatro años los alcaldes que presiden las fiestas; y, si está algún Presidente de la República, pues también será el mudo testigo de un desfile que incluye bandas marciales (¿¡?!) de escuelas y colegios. 

Paradójicamente, cuando el pueblo quiere la permisividad, bajo el lema de “culturizar” el carnaval, la autoridad civil o eclesial sanciona y castiga el juego del carnaval (es decir la permisividad sana, ingenua o grotesca) de hacerlo con agua como lo hacemos acá desde hace tiempo. En la gran prensa local se destacan los titulares de operativos para apresar incluso a carnavaleros con la consabida confiscación de baldes, el espray de espuma, o como en Guaranda, se está eliminando la bebida y el juego con harina y huevos.

¡¡SEÑORES, SI EL CARNAVAL NO ES IR A MISA A REZAR!! Por eso digo, abajo el carnaval de Ambato, como ha sido concebido por las jerarquías y autoridades sometidas a esa idiosincrasia y religiosincracia del miedo y el odio de siempre, ellos ya tienen su semana santa. ¡¡VIVA EL CARNAVAL DIOSNISÍACO Y DEL BACANAL!! Que por cierto y antes que los falsos moralistas de siempre me critiquen, también da dinero y genera empleo, sino que lo digan los cariocas y venecianos.

2 comentarios:

Gabriel Chávez dijo...

Hola Mr. Lobato, me parece muy interesante este artículo. Es una realidad que en la actualidad se trata de vincular toda festividad o celebración con la religión católica.

Debemos de culturizarnos sobre los orígenes de dichas festividades para saber qué estamos celebrando y no caer en el error de hacerlo por razones netamente religiosas.

Muchas de las veces la fé católica es muy grande y tal vez "ciega", lo que hace que la gente se deje llevar por estas ideas retrógadas y caducas.
Lamentablemente el nivel de educación y cultura en nuestro País no está en sus mejores estándares. Espero que esto cambie con el tiempo para que así la gente abra sus ojos y mire nuestra realidad y lo que podemos hacer para que el cambio se efectivice.

Muy bueno tu blog, espero saber de ti pronto. Saludos...

xoxo

gABo

Administrador dijo...

Muy interesante tu comentario te felicito